Hasta nuestros días, en la agitada historia de los países bolivarianos, el pensamiento de Simón Bolívar ha servido a demócratas y dictadores, republicanos y anarquistas, revolucionarios y burgueses, para justificar sus acciones. Propios y extraños, con honrosas excepciones, han usufructuado el nombre del Libertador para delinquir. En 1829 Bolívar advertía: “Si algunas personas interpretan mi modo pensar y en él apoyan sus errores, me es bien sensible, pero inevitable, con mi nombre se quiere hacer en Colombia e1 bien y el mal y muchos lo invocan como el texto de sus disparates” Grancolombia