Eran aquellos tiempos de la guerra emancipadora, cuando se había perdido la primera república y el movimiento patriota se reorganizaba desde Nueva Granada; y  el genio de Bolívar comenzaba su ascenso castrense y libertario. El joven Eustaquio entraba en sus veintes, era soñador, con la fortaleza propia de haber trabajado desde pequeño la tierra y con un gran espíritu aventurero que lo había llevado a conocer todos los parajes alrededor de su hogar, el cual estaba situado en un remoto caserío escondido en los andes venezolanos. En un punto equidistante entre La Grita y Mérida, que tenía su origen en haber servido de refugio a venezolanos y neogranadinos que huían de las represiones y la esclavitud de aquel entonces.  Allí, en esas montañas, al menos se daba la sensación de libertad, que, como las estrellas, parecía tan cerca, pero de verdad estaba muy lejos aún.Un Cuatro Admirable